¿Qué les parece si revisamos algunos conceptos para poder apreciar la visita al Museo?
Cuando nos interrogamos sobre el término cultura, vemos que la lista de definiciones que aparecen son infinitas. Así, fue pensado desde distintas ramas del saber: la antropología y la sociología son ejemplos de ellas. Podría pensarse que, según la perspectiva del autor, el concepto tendrá un significado diferente. En líneas generales, podemos señalar que con el correr del tiempo el término se desplazó del plano individual -la idea de una "persona culta"- para ser concebido como fenómeno social.
Pero, ¿qué es, entonces, la cultura? ¿Y la cultura popular? Podríamos pensar algunas premisas para, luego, llegar a algunas definiciones provisorias sobre los términos.
En primer lugar, no puede pensarse la cultura por fuera de las relaciones de poder: la cultura es, en este aspecto, un campo de lucha entre aquellos que tienen y los que no poseen el poder. Tenemos aquí la eterna pregunta: ¿quién define lo que es cultura? Existen, por lo tanto, aspectos conflictivos en las relaciones entre "cultura culta" y "cultura popular". Históricamente, la segunda se ha presentado como sinónimo de ausencia de cultura: lo popular supone carencia de estilo, y únicamente puede definirse en relación a aquello que le falta. La cultura culta, en cambio, ha sido concebida en tanto auténtica cultura y, por ello, legítima. En síntesis, una primera aproximación consiste en pensar que la cultura no es un todo homogéneo sino que allí aparecen presentes las marcas de la dominación (aunque esto no signifique que los sectores populares no puedan resistir frente a aquello que aparece impuesto). La cultura se presenta como un espacio conflictivo: la lucha se produce en el plano simbólico.
En segundo lugar, ¿lo que hoy es considerado cultura popular puede serlo mañana? En respuesta a esta pregunta, puede señalarse que lo que sea popular dependerá del tiempo histórico en el que se inscriba.
Del mismo modo que el concepto de cultura y el de cultura popular son términos de debate, la noción de identidad también asume la misma característica.
Cuando hablamos de identidad hacemos referencia a un concepto relacional: no puede definirse si no existe un "otro", es decir, se presentan determinadas características propias de un grupo que son, por oposición, diferentes a las de otros grupos. Por eso se sostiene que todo discurso de identidad es un discurso de alteridad (el concepto alter significa "otro"). Miremos el siguiente ejemplo: en sus orígenes, el tango no era considerado como una práctica que definiera el ser argentino. Por el contrario, incidió el proceso de exportación de esa actividad ya que hizo que en Europa no solamente se expandiera sino que fuera una forma en la que desde allí se veía y comprendía a los argentinos. Entonces, fue esa mirada de los "otros" la que posibilitó, también, adoptar un elemento que constituía parte de la identidad argentina.
¡Veamos si nos ayuda a entender un poco más el próximo ejemplo!
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